El suicidio es una urgencia vital ubicada no sólo en un contexto biográfico de pérdida de la salud de la persona, sino también de debilitamiento de sus redes afectivas y sociales. Así, en la toma de decisiones de una persona que se implica en una conducta suicida hay tres componentes básicos: a) a nivel emocional, un sufrimiento intenso; b) a nivel conductual, una carencia de recursos psicológicos para hacerle frente; y c) a nivel cognitivo, una desesperanza profunda ante el futuro, acompañada de la percepción de la muerte como única salida. Por ello, el suicidio no es un problema moral. Es decir, los que intentan suicidarse no son cobardes ni valientes, sólo son personas que sufren, que están desbordadas por el sufrimiento y que no tienen la más mínima esperanza en el futuro (Bobes, Giner y Saiz, 2011).
Sin embargo, muchas personas que llevan a cabo una conducta suicida no quieren morirse (de hecho, son muchas más las tentativas suicidas que los suicidios consumados), lo único que quieren es dejar de sufrir y por eso pueden estar contentos de no haber muerto una vez que el sufrimiento se ha controlado (Spirito y Donaldson, 1998).
Conocer las señales de alerta puede ayudar a familias y allegados a actuar antes de que sea demasiado tarde. Sin embargo, también es importante señalar que no siempre existen estas verbalizaciones o se observan señales de alarma, ya que hay personas que ocultan su intención de quitarse la vida hasta el final.
Algunas señales de alarma más habituales a los que se deben prestar atención son:
- Cambios repentinos en los estados de ánimo. Muchas veces,la persona muestra una mejoría repentina e inexplicable de su estado de ánimo, que puede deberse al alivio que siente al haber tomado ya la decisión de quitarse la vida.
- Que la persona comience a abusar de drogas o tome riesgos excesivos.
- Cambios en los patrones de sueño.
- Bajo rendimiento académico y/o laboral.
- Ausencia de actividad física.
- Abandono de actividades que le resultaban placenteras.
- Cambios en la alimentación.
- No querer salir del dormitorio, ni con sus amistades.
- Que se lleve a cabo conductas de cierre: cuentas bancarias, redes sociales, testamento, se despida de personas de su entorno, regale objetos valiosos para la persona, etc. Que la persona verbalice abiertamente la intención de querer suicidarse.
¿QUÉ DECIR ANTE SEÑALES DE ADVERTENCIA DE SUICIDIO?
Frases para iniciar la conversación:
- “Tengo la impresión de que no eres tú mismo/a últimamente. Estoy preocupado/a por ti. ¿Podemos hablar?”.
- “Quiero respetar tu privacidad, pero estoy preocupado/a por ti”.
- “Sé que has tenido tiempos difíciles recientemente. ¿Puedes contarme qué está sucediendo?”.
- “Realmente me preocupo por ti y puedo percibir que algo está mal. ¿Puedes decirme cómo puedo ayudar?”.
Frases para ayudar en la conversación:
- “¿Desde cuándo te sientes así?”.
- “¿Te has estado sintiendo desesperanzado?”.
- “No estás solo/a en esto. Estoy aquí para ti”.
- “Probablemente no sepa exactamente cómo te sientes, pero me importas y quiero ayudarte”.
- “Sé que te ocurre algo, ¿qué puedo hacer para ayudarte?”.
- “Sé que ahora no te parece posible, pero no te sentirás así por siempre. las cosas van a cambiar”.
Preguntas para hacer:
- “¿Estás pensando en hacerte daño?.
- “¿Estás pensando en el suicidio?”
Permanece con la persona asegurándote de que permanezca a salvo, y busca contactar con otras personas que puedan ayudarla. En CEDEMOP puedes encontrar profesionales preparados para ayudarte.
